La terapia génica consiste en introducir genes en un organismo con el objetivo de corregir algún tipo de patología.
Actualmente, las aproximaciones empleadas para la terapia
génica de la DM se centran en cuatro áreas:
1. Terapia celular por medio del trasplante de células modificadas genéticamente para que expresen insulina de manera regulada, obteniéndose células beta artificiales. Así, en pacientes con DM tipo 1 podrían trasplantarse células secretoras de insulina derivadas de células beta o bien derivadas de distintas líneas celulares no endócrinas, como hepatocitos, mioblastos o fibroblastos, manipuladas genéticamente para que produzcan insulina humana
2. Reducción de la hiperglucemia mediante un incremento
en la captación de la glucosa por el hígado y/o los tejidos periféricos gracias a la inducción de la enzima glucocinasa (enzima clave en la regulación de la utilización de glucosa).
3. Prevención de ataques autoinmunes desarrollando mecanismos de prevención para las células beta, con lo que podrían preservarse tanto los islotes trasplantados como los propios de los individuos prediabéticos.
4. Inducción de la regeneración de las células beta mediante la alteración de la expresión de genes en determinados tipos celulares o la inducción del aumento de dichas células a partir de las ya existentes introduciendo factores de transcripción que determinen su formación y/o proliferación.
INVESTIGADORES DE LA UAB CURAN DIABETES TIPO 1 EN PERROS
Cuando estos genes actúan de forma simultanea las células funcionan como sensores de glucosa que permiten regular la glucosa en sangre con la producción de la insulina. En este caso el tratamiento se realiza con un simple pinchazo en el músculo de las patas traseras y, tal y como pensamos, estos músculos , con la inclusión de estos genes, cumplen la función del páncreas, regulando la cantidad de glucosa a niveles normales.